El investigador del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia), Carlos Aspillaga, estudió la disputa abierta entre los principales motores de búsqueda en internet tras el éxito en el uso de la plataforma ChatGPT. En su análisis, Aspillaga ha examinado las estrategias utilizadas por los diferentes actores del mercado y ha evaluado el impacto que esta tecnología basada en inteligencia artificial (IA) tiene en la evolución de dicha disputa. Sus conclusiones ofrecen una perspectiva acerca de las tendencias futuras en este campo, y las oportunidades que esta tecnología de “bots conversacionales” abre para los usuarios y las startups.
ChatGPT es un prototipo de chatbot de inteligencia artificial –presentado a fines de 2022 por la compañía estadounidense OpenAI– que se especializa en el diálogo. El chatbot es un modelo de lenguaje ajustado con técnicas de aprendizaje tanto autosupervisadas como de refuerzo. Se basa en el modelo GPT-3.5 de OpenAI, una versión mejorada de GPT-3 lanzada en 2020. Es decir, puntualiza Carlos Aspillaga, el desarrollo se construye sobre otro ya existente. “En términos simples, GPT-3 es un sistema capaz de generar texto, al que se le entrega una instrucción inicial y continúa generando de forma autónoma los siguientes párrafos. La innovación de ChatGPT es que le dieron un formato diferente, para transformarlo en un chatbot capaz de interactuar con el usuario. Uno puede conversar y pedir cosas al sistema, a las que el chatbot responde de manera muy elocuente”.
De acuerdo a los desarrolladores, el formato de diálogo hace posible que ChatGPT responda preguntas de seguimiento, admita sus errores, cuestione premisas incorrectas y rechace solicitudes inapropiadas.
Para el investigador del Cenia la tarea del usuario pasa no solo por saber cómo dar las instrucciones precisas al sistema, sino también por discriminar las respuestas correctas de aquellas que no lo son, aunque parezcan serlo. “El software comete errores, usualmente poco notorios, en una fracción importante de los casos”, indica Aspillaga. “Aunque la tecnología existe hace algunos años, su nueva versión está acompañada de una contundente investigación para mejorar los diálogos que entrega el sistema, para alinearlos a las respuestas que las personas consideran adecuadas. Por eso, aunque es un sistema basado en inteligencia artificial, tiene bastante de inteligencia humana”.
Una de las particularidades de esta tecnología, agrega el especialista nacional, es su versatilidad. Busca ser una tecnología “generalista”, es decir, con el potencial de tener una gran diversidad de usos. Los mismos creadores y usuarios están aún descubriendo los potenciales usos que puede darse a estos sistemas, lo cual también explica la apertura de forma masiva y con acceso gratuito en su formato básico por parte de la marca desarrolladora de la tecnología, lo cual ha comenzado a aportar evidencia de qué aplicaciones en un contexto real podría tener.
“Si bien aún es preliminar, ya se están comenzando a ver algunos de sus usos principales. Uno de ellos es para hacer más eficientes tareas más tediosas, complejas o repetitivas, por ejemplo, en la redacción de textos o para romper lo que se conoce como el síndrome de la página vacía. El usuario da las indicaciones a ChatGPT, y el sistema puede entregarle una propuesta inicial de redacción para el texto que se desea escribir, ya sea un correo, artículo o resumen”, agrega Aspillaga.
“Más que para reemplazar, su aporte es dar más eficiencia y potenciar la creatividad humana, algo que en el ámbito profesional podría tener muchas aplicaciones”, remarca Aspillaga, quien lidera la iniciativa OpenCenia, desde donde también se evalúan posibles desarrollos para adaptar esta tecnología a la realidad chilena y latinoamericana. Dichos desarrollos estarán disponibles para la comunidad a través de OpenCenia, una plataforma que busca disponibilizar de manera abierta y gratuita componentes basados en inteligencia artificial para empujar a que Chile se convierta en pilar del desarrollo de la IA en la región.
Google en jaque
Aspillaga pronostica que ChatGPT podría convertirse en el mediano plazo en una herramienta adaptada a distintas industrias, respondiendo a solicitudes de carácter “conversacional” con fines diversos. Hace pocos días fue publicada la primera aplicación en esta línea, y se trata de una versión renovada del buscador web “Bing”, competidor de Google.
La plataforma creada por Microsoft ahora está integrada con un sucesor de ChatGPT, y sus funcionalidades están siendo disponibilizadas de manera paulatina. El objetivo es que el chatbot pueda entregar respuesta directa al usuario sin necesidad de que éste tenga que revisar uno a uno los resultados de la búsqueda.
Sridhar Ramaswamy, un ex ejecutivo de Google, indicó a Bloomberg que ChatGPT podría ser disruptivo para el negocio de anuncios patrocinados de Google al reducir el interés de los usuarios por hacer click en anuncios publicitarios, que son los que dan el mayor sustento económico a la compañía. Ramaswamy indicó que una interacción en formato similar a ChatGPT provee una mejor experiencia de usuario que la búsqueda tradicional.
A principios de 2021 Google había desarrollado su propio chatbot, LaMDA, pero en ese entonces no lo liberó al público. Con el éxito de ChatGPT, Google se vio obligado a dar pie atrás a las palabras de sus ejecutivos, que indicaban que no tenían intenciones de lanzar una competencia a ChatGPT. Este hecho se materializó con el reciente anuncio de Google, presentando su sistema “Bard”, basado en LaMDA, que cumpliría con funcionalidades similares a las introducidas por Bing. Desafortunadamente para ellos, al poco tiempo de anunciado, algunos detractores ya estaban publicando deficiencias del sistema. Empleados de la compañía calificaron el lanzamiento como “apresurado”, y admiten que los errores durante la demostración preliminar de Bard afectaron la reputación de Google, lo cual fue el gatillante de que el valor de la acción de la compañía se desplomara más de 9%.
En un correo interno recientemente filtrado por Business Insider, el actual CEO de la compañía Google, Sundar Pichai, manifiesta que la empresa se encuentra en un momento incómodo, pero emocionante y desafiante. Solicita a todos sus empleados que contribuyan al desarrollo de Bard, invirtiendo parte de su jornada laboral en probar el sistema de manera interna. El directivo menciona en el texto que “lo más importante que podemos hacer en este momento es enfocarnos en crear un gran producto y desarrollarlo de manera responsable”.
El especialista chileno indica que “Google es una empresa muy grande, y por lo mismo es esperable que deban ser cautos a la hora de tomar decisiones o implementar cambios drásticos a su negocio. Eso abre una gran oportunidad a empresas más pequeñas a actuar con mayor velocidad, pudiendo proponer soluciones disruptivas que capten la atención del mercado, como recientemente vimos con ChatGPT”.
“Ya existe una primera generación de modelos de inteligencia artificial capaces de resolver muchas cosas que antes no tenían solución. La gran mayoría de estos elementos se encuentran disponibles de manera opensource o pueden ser utilizados desde Cloud a un costo muy bajo”. “Con eso se derriban muchas de las barreras que dejaban a empresas más pequeñas fuera del mercado dominado por las grandes compañías de tecnología. Las piezas del rompecabezas están ahora disponibles para cualquiera, y creo que este 2023 veremos como nuevos actores encuentran maneras novedosas de ensamblarlas, trayendo cambios muy interesantes para los usuarios”, comenta Aspillaga.
Competente, pero no lo suficiente
Desde su lanzamiento, la plataforma de ChatGPT ha recibido mucha atención de parte de diversos sectores. De hecho, en menos de cinco días desde su lanzamiento, el sistema alcanzó más de un millón de personas registradas, una cifra sin precedentes para las disrupciones tecnológicas y que ni siquiera plataformas como Facebook o Twitter alcanzaron.
Bastaron pocos días para que investigadores de todo el mundo pusieran a prueba a ChatGPT, a fin de explorar su potencial. Una de las que generó más revuelo es la realizada por un profesor de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, quien descubrió que el chatbot impulsado por inteligencia artificial pudo aprobar el examen final de un programa de Maestría en Administración de Empresas (MBA). El profesor Christian Terwiesch, autor de la investigación, dijo que el bot aprobó con una puntuación entre B- y B en el examen del curso de gestión de operaciones del MBA de Wharton.
El bot “mostró una notable capacidad para automatizar algunas de las habilidades de los trabajadores del conocimiento altamente remunerados” (entre estos, analistas, consultores y gerentes). Su trabajo, precisó el científico norteamericano, “fue increíble en la gestión de operaciones básicas y las preguntas de análisis de procesos, incluidas las que se basan en estudios de casos”, pero también destaca que presentó “errores sorprendentes” de matemática básica. Además, de acuerdo al artículo publicado el pasado 17 de enero, demostró ser “notablemente bueno para modificar sus respuestas en respuesta a sugerencias humanas”.
Jon Choi, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Minnesota, llevó a cabo un experimento similar para medir las capacidades de ChatGPT en evaluaciones para abogados. El estudio contempló 95 preguntas de selección múltiple y 12 preguntas escritas, y fueron enviadas a calificar sin indicar que procedían de un sistema artificial. El software aprobó los cuatro exámenes con un desempeño promedio equivalente a C+. Choi indicó que ChatGPT tuvo problemas con la detección de posibles problemas legales y con el análisis profundo de la aplicación de reglas legales a los hechos de un caso, pero también indica que ”podría ser muy útil para producir un primer borrador que el estudiante pueda luego refinar”.
ChatGPT también fue puesto a prueba en el Examen de Licencia Médica de los Estados Unidos (USMLE), obteniendo calificaciones promedio ligeramente superiores al puntaje mínimo de aprobación. El estudio publicado indica que las respuestas provistas por la plataforma son equivalentes a un estudiante de medicina de segundo año para la primera parte del examen, a uno de cuarto año para la parte 2CK, y a un médico residente de primer año para la tercera parte del examen. Los autores indican que el bot se desempeña peor en las mismas pruebas que los médicos consideran difíciles. Los resultados “coinciden con la dificultad subjetiva y desempeño objetivo de los tomadores de examen reales”, indican los autores.
Para el investigador de Cenia, estos resultados son alentadores. “Las pruebas a las que ha sido sometido ChatGPT nos demuestran que, con algo más de trabajo, esta tecnología puede llegar a ser muy útil en prácticamente cualquier disciplina. Además posicionan estas herramientas en el lugar que deben ir: como un apoyo y un amplificador de la productividad y creatividad humana, no como un sustituto”.
Para Aspillaga, más allá de su desempeño actual, el principal aporte de la plataforma ChatGPT es la demostración de que es posible construir interacciones directas entre los usuarios y los algoritmos. “Más allá de lo que ocurra en el futuro, una de las gracias de toda esta revolución es que ha permitido democratizar el acceso a la IA, porque hasta hace no mucho las personas, salvo que fueran científicos o académicos, no interactuaban de forma directa con esta tecnología. ChatGPT ha puesto de forma amistosa la inteligencia artificial al alcance de los usuarios masivos. Su gran éxito es democratizar el conocimiento y acercarlo a todo el mundo”. Respecto a las deficiencias del sistema, indica que “debieran ir mejorando conforme la tecnología vaya madurando y se vaya descubriendo los aspectos donde se requiere focalizar los esfuerzos de mejora”.
Por: Luis Francisco Sandoval. Agencia Inés Llambías Comunicaciones.